lunes, 3 de junio de 2013

"Quería reencontrarme con la ciudad que dejé", asegura Morgana Vargas Llosa 

Andina

Sus trabajos anteriores son más periodísticos que el actual, que es más artístico.

- Es un cambio radical. Yo me formé en fotoperiodismo. Eso me ha apasionado siempre. He trabajado en el diario El País por doce años. Pero cuando tuve a mis hijas, se complicaba un montón. Tuve que parar unos años. Cuando regresé retomé mi carrera, pero debía haber un cambio. No está mal reinventarse.

Supongo que algo más propio que los libros que hizo antes, siguiendo el trabajo de tu padre.
- También eran trabajos súper propios. Eran reportajes gráficos. De hecho, los libros que hice con mi papá, son él que me ha venido a ver a mí. Yo fui seis meses a vivir a Irak y le dije si no quería hacer un reportaje. Trabajaba en el diario El País y me mandaron a cubrir por ejemplo el conflicto Israel-Palestina y mi papá venía de reportero. Yo tomaba las fotos, y el se encargaba de las entrevistas, porque para escribir soy negada.
 ¿Cómo surgió esta idea distinta a lo anterior?
- En realidad, no es tan distintas. Es un tipo de fotografía que trata de contar historias y mostrar una realidad como la vemos nosotros. Lo que varía son los mecanismos empleados. El hecho de tomarnos la libertad de usar el photoshop. Otro es la planificación. En el periodismo gráfico dependes más de tu instinto y de lo que te encuentres. 
¿Qué tal trabajar en equipo?
- Por suerte, somos muy amigos. Justamente salió de conversaciones. Yo quería reencontrarme con mi ciudad, que es muy distinta a la que yo dejé a los 13 años de la que todos querían irse. Cuando volví no era muy consciente de cómo era la ciudad. Uno vive aislado en pequeñas burbujas. Esta ciudad es gigantesca, caótica, mal comunicada. Tenía la necesidad de conocer la Lima de hoy.
Han expuesto en Londres, Nueva York, en el MAC, y ahora en las estaciones del tren. ¿Qué les emociona más?
- Todo me parece importante. Me parece importantísimo que tengan en el extranjero otra mirada de cómo somos. Sin embargo, para mí siempre ha sido un sueño llevar las fotos a la calle, al encuentro de personas que se les complica ir a galerías. A mí siempre me ha fascinado esta idea desde que expuse hace años en el Fotomuseo de Bogotá, que no tiene lugar fijo y exhibe en toda la ciudad.




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